Un informe de la Fundación Contactos Energéticos proyecta que en 2026 se realizarán 28.040 etapas de fractura, lo que supone un aumento interanual del 22% respecto a la actividad de este año. Esta previsión no solo ratifica un nuevo ciclo de expansión para Vaca Muerta, liderado por gigantes como YPF, Vista y Tecpetrol, sino que además subraya la creciente relevancia de Río Negro como un eje logístico y productivo fundamental dentro de la matriz energética nacional.
Esta cifra, conocida en el sector como Breaking Data, constituye una señal inequívoca de que la explotación no convencional está por ingresar en una nueva y potente fase de crecimiento, sustentada por importantes flujos de inversión, el desarrollo de infraestructura y una robusta demanda de servicios especializados.
Desde una perspectiva técnica, cada “etapa de fractura” se refiere a la sección de un pozo horizontal donde la roca es estimulada con una mezcla de agua, arena y aditivos inyectados a alta presión. Considerando que, en promedio, un pozo de shale o tight gas requiere entre 35 y 55 etapas, el volumen anticipado se traduce en la perforación y puesta en marcha (completación) de entre 500 y 800 pozos en solo doce meses. Un indicador crucial que permite dimensionar la magnitud de la inversión, la generación de empleo y el complejo despliegue logístico que activará la cuenca.
Líderes de la actividad y distribución de la demanda
El análisis revela que YPF acaparará cerca de la mitad de toda la actividad, con unas 13.600 etapas proyectadas. Le siguen Vista (3.100), Tecpetrol (2.400), Shell (1.500), PAE (1.300), Pampa Energía (1.600) y Pluspetrol, que sumará 2.500 etapas entre sus operaciones generales y las de la unidad Cuenca Neuquina. También merecen mención Phoenix Global Resources (840 etapas), Chevron (600), Total (400) y Capex (200). Por el contrario, compañías como Geopark, Tango Energy y Fluxus no muestran operaciones planificadas para el próximo año.
Este auge productivo demandará un mayor volumen de servicios, transporte de insumos clave como arena y agua, un incremento en el consumo energético y, lógicamente, más infraestructura. La cadena de proveedores locales, integrada por pymes metalmecánicas, talleres, empresas de transporte e industrias de servicios, será esencial para mantener el alto ritmo operativo que exige el desarrollo del shale.
Río Negro: El nexo clave para la exportación
Para la provincia de Río Negro, esta proyección representa una oportunidad palpable. Su territorio ya participa activamente en el circuito operativo de Vaca Muerta, albergando compañías con presencia directa o contratos de servicios ligados a la producción no convencional.
Entre ellas se destaca Quintana Energy, la actual operadora del bloque Estación Fernández Oro (EFO), adquirido a YPF. La firma lleva adelante proyectos de reinyección y almacenamiento subterráneo de gas, con respaldo financiero de Trafigura y un plan que incluye nuevas perforaciones y tareas de workover hasta el año 2031. Además, otras grandes petroleras como Pluspetrol, Pampa Energía, PAE y Phoenix Global Resources mantienen actividad o contratos en la provincia, lo que robustece el tejido de proveedores rionegrinos y estimula el empleo en áreas como logística, transporte y metalmecánica.
Localidades como Catriel, Allen, Cipolletti, Villa Regina, Sierra Grande y San Antonio Oeste se están consolidando como nodos energéticos cruciales. Mientras el Alto Valle concentra la logística y el flujo de materiales, Villa Regina se integra a la traza del oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), y las ciudades costeras de Sierra Grande y San Antonio Oeste se perfilan como polos esenciales para la futura exportación de Gas Natural Licuado (GNL) y el desarrollo portuario asociado.
Esta expansión prevista para 2026 se alinea perfectamente con la construcción de megaproyectos que atraviesan Río Negro, como el VMOS y las iniciativas de GNL en el Golfo San Matías. Estas obras son vitales para evacuar y exportar la producción de Vaca Muerta a nuevos destinos internacionales, consolidando definitivamente la posición estratégica de Río Negro en el mapa energético de Argentina.
Las más de 28.000 fracturas planificadas para 2026 no son meros datos técnicos: son el termómetro del vigor industrial de una cuenca que combina eficiencia, innovación y una alta dosis de previsibilidad. Detrás de cada cifra hay un engranaje humano de trabajadores, ingenieros, geólogos, transportistas y empresas que inyectan dinamismo a la economía del sur del país. En este complejo entramado, Río Negro reafirma su papel como puente indispensable entre el centro productivo neuquino y la infraestructura portuaria que prepara a Argentina para exportar su potencial energético al mundo.