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BioVi: un proyecto de $100 Millones para convertir a General Villegas en un nuevo Polo de Energía Verde de Argentina

En el centro productivo del país, un grupo de emprendedores lanzó un proyecto para potenciar a escala la producción de biocombustibles en la región de la Pampa Húmeda. 

Por Redacción

Martes, 14 de octubre de 2025 a las 10:58

En el corazón de la región pampeana, se está forjando una iniciativa que promete redefinir la matriz productiva y energética de la Argentina. En el partido de General Villegas, el proyecto BioVi busca instalar una de las plantas de bioetanol a base de maíz más importantes del país, con una inversión que supera los US$100 millones.

La gestación de esta ambiciosa obra se lleva a cabo en el establecimiento “El Clarinete”, ubicado estratégicamente sobre la Ruta Nacional 188. El productor agropecuario local, Pierre Courreges, lidera la iniciativa bajo un modelo de asociación clave con la reconocida empresa Bio4, oriunda de Río Cuarto, Córdoba, que aporta el know-how técnico y operativo. El equipo se complementa con Juan Pablo Russi, un ingeniero agrónomo con experticia en nutrición animal.

Una doble conversión: Energía y Alimentos

El propósito central de BioVi es sumarse a la agenda global de descarbonización a través de la producción de energía renovable. La planta proyectada tendrá una capacidad de generación de 88.855 metros cúbicos de bioetanol anualmente. La eficiencia de conversión es notable: por cada tonelada de maíz procesada, se obtendrán 410 litros de etanol automotor.

No obstante, el alcance del proyecto trasciende la producción de combustible. El proceso industrial está diseñado para generar subproductos de alto valor agregado, vitales para la economía ganadera regional: 0,931 toneladas de burlanda húmeda y 15 kilos de aceite de maíz por cada tonelada procesada.

La burlanda se ha consolidado como un insumo estratégico, más competitivo en costos que el maíz para la alimentación del ganado en feedlots y tambos. De hecho, la operación de la futura planta podría generar diariamente la burlanda suficiente para alimentar a unas 80.000 cabezas de ganado. Este subproducto representa cerca del 30% de la dieta en ganadería de engorde y el 10% en lechería.

Integración Regional y Demanda de Maíz

La elección de General Villegas como sede no es fortuita. La planta necesitará 234.000 toneladas de maíz al año, un volumen de demanda que la región puede cubrir con solvencia. El área de influencia productiva (que incluye el oeste bonaerense, sur de Córdoba, este de La Pampa y sur de Santa Fe) reportó una cosecha de cereal cercana a los 9,8 millones de toneladas en 2023.

Además, la zona es un polo ganadero con un stock bovino que supera las 1,65 millones de cabezas, lo cual asegura la inmediata absorción del subproducto. La infraestructura logística es otro punto a favor, con la “Disponibilidad de tren para transportar bioetanol”, según detallan los promotores.

El Desafío Regulatorio: la clave de la inversión

El futuro de BioVi está directamente ligado a las decisiones regulatorias del Gobierno nacional respecto al corte de bioetanol en las naftas. Actualmente, el corte obligatorio es del 12% (dividido entre maíz y caña de azúcar), pero la industria impulsa un incremento al 15%.

Courreges fue categórico al respecto: “Si no sale la ley [por el incremento del corte] no se hace nada porque el mercado está abastecido. En cambio, con ese 3% adicional se abren nuevas oportunidades de inversión”. Este cambio en la normativa es visto como el disparador fundamental para concretar la inversión.

Un modelo asociativo

La alianza con Bio4, fundada por Manuel Ron y Marcelo Otero, no es casual. El punto de inflexión para el grupo de Villegas fue la visita a las instalaciones de la socia estratégica en Río Cuarto.

“Cuando fuimos a Bio4, la sensación fue de una industria impresionante. Esa planta la hicieron con 30 productores de la zona. Entonces se nos ocurrió que nosotros también podríamos hacer eso”, relató Courreges a LA NACION.

Esa visita se transformó en un compromiso de colaboración. “Charlamos con ellos y nos dijeron que estaban para ayudarnos a hacerlo y ser parte del proyecto. Tienen el know-how, saben cómo hacerlo, llevan diez años en el mercado y conocen todos los vericuetos y vaivenes que puede tener esto, y nos pareció bárbaro”, explicó.

Si bien el interés inicial se centró en la burlanda, el subproducto, rápidamente se entendió que el negocio central era el combustible. Courreges enfatizó que “Había otro negocio que no habíamos considerado: el etanol. El desperdicio es el desperdicio. Esa es la realidad. El 70% de la facturación es etanol”.

Financiamiento e Impacto Proyectado

La inversión total asciende a US$107 millones. Los impulsores han logrado asegurar la mitad de los socios iniciales entre productores e inversores locales, y buscan completar el capital restante mediante financiamiento internacional, créditos verdes y la incorporación de nuevos partners.

El impacto proyectado es significativo: el bioetanol mejora la descarbonización en un 70% frente a las naftas convencionales. En términos económicos, se prevé la creación de 100 empleos directos y 300 indirectos, además de una dinamización del mercado local de granos y carnes.

El horizonte de la industria parece alentador. Andre Courreges, ingeniero industrial contratado para la ejecución del proyecto, finalizó con una reflexión comparativa: “Brasil acaba de pasar del 27 al 30% de corte de bioetanol y en un año hizo siete plantas nuevas. Nosotros empezamos juntos en 2010: ellos tienen 25 plantas y nosotros apenas seis”.