El debate por la nueva Ley de Biocombustibles fractura a las provincias productoras y enfrenta dos modelos energéticos opuestos. Mientras la Liga de Provincias Bioenergéticas y la UIA impulsan una reforma para elevar la producción de biodiésel y bioetanol, las Pymes del sector (CEPREB) alertan que el proyecto condena al cierre a las plantas regionales y concentra el negocio en Santa Fe.
El foco de la controversia está en la propuesta de reemplazar el sistema actual de cupos regulados por licitaciones privadas entre empresas. La CEPREB argumenta que este cambio es una "competencia desigual" que viola la seguridad jurídica y beneficia únicamente a las grandes firmas cercanas al puerto de Rosario, por sus menores costos logísticos.
Según la cámara de pymes, esta medida "canibaliza la producción" del resto del país y pone en riesgo la supervivencia de plantas en Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa y San Luis, que hoy abastecen el 60% del biodiésel para corte obligatorio. Advierten que el nuevo esquema concentraría más del 80% de la producción en Santa Fe.
Desde la otra vereda, los promotores de la ley (liderados por Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Salta y Jujuy) defienden la reforma como una herramienta de expansión y modernización. La iniciativa busca aumentar los porcentajes de mezcla con naftas y gasoil y habilitar mecanismos de libre comercialización para diversificar la matriz energética y sustituir importaciones.
Jorge Rocchia Ferro, de la Unión Industrial de Tucumán, defendió la reforma como vital para las economías del Norte, especialmente para sostener las azucareras: "Tucumán no tiene petróleo ni litio, pero tiene una columna vertebral que se llama azúcar. Si no la defendemos, condenamos a nuestra gente a la pobreza", sentenció.
La CEPREB, por su parte, señala que la industria nacional ya opera con un 75% de capacidad ociosa, por lo que el proyecto no generará nuevas inversiones ni aumentará la demanda; solo definirá "qué plantas estarán encendidas y cuáles apagadas".
Mientras el Senado analiza el texto, el conflicto se polariza: las provincias del Norte ven una oportunidad de escala y protagonismo, y las pymes del Centro-Sur, una amenaza de quiebra y concentración. El futuro del biodiésel argentino se define entre la búsqueda de eficiencia y el riesgo de exclusión regional.