La reanudación de los proyectos de infraestructura hidroeléctrica en el río Santa Cruz obtuvo un impulso decisivo. El ministro de Energía y Minería de Santa Cruz, Jaime Álvarez, aseguró que la firma estatal Energía Argentina (Enarsa) y las instituciones financieras de la República Popular China suscribieron el documento que posibilita el comienzo de las obras.
La certificación pone en marcha la construcción de la represa La Barrancosa (también conocida como Gobernador Jorge Cepernic), que posee una capacidad de 360MW. Álvarez resaltó que la firma simboliza un avance crucial, con convenios de financiación en curso, llamados a licitación abiertos y personal convocado.
En declaraciones difundidas por el gobierno provincial, el funcionario remarcó que "ya están aprobadas las cartas enviadas por Enarsa a los bancos chinos" y que la empresa china Gezhouba "inició la compra de insumos y la convocatoria de trabajadores santacruceños".
La iniciativa, promovida por la administración del gobernador Claudio Vidal, apunta a garantizar la continuidad de una construcción considerada fundamental para el desarrollo energético de la provincia y del país. "A pesar de los profetas del Apocalipsis, las represas se activarán", declaró Álvarez.
El Futuro de las Represas en Santa Cruz
Entre las medidas inmediatas, se destacó el envío de 2.600 telegramas de reincorporación a antiguos empleados de las represas. Este proceso se efectúa en cumplimiento de la Ley Provincial 90/10, que exige que el $90\%$ de los puestos sean cubiertos por ciudadanos santacruceños con residencia probada.
El ministro aclaró que las autoridades provinciales cotejarán datos para confirmar la residencia efectiva de los aspirantes, y también se llevarán a cabo inspecciones para garantizar que los obreros contratados sean de la región donde se erigen las represas, buscando asegurar el impacto económico local de este movimiento.
Respecto al inicio de las labores, el funcionario explicó que ya se están ejecutando tareas de renovación en campamentos, comedores, alojamientos y sistemas eléctricos. "Primero ingresará un equipo técnico para reactivar las instalaciones, y luego se sumarán progresivamente los operarios", puntualizó.
Representantes de Gezhouba se encuentran en Buenos Aires y tendrán nuevas reuniones con el Gobierno provincial para coordinar la puesta en marcha final de los proyectos. Álvarez concluyó que esta obra constituye el "punto de partida" para una nueva etapa de desarrollo energético en Santa Cruz, que abarca generación hidroeléctrica, eólica y solar.
La Barrancosa y Cóndor Cliff
El proyecto de aprovechamiento hidroeléctrico del Río Santa Cruz tiene su origen hace varias décadas, pero adquirió forma concreta a partir de la década de 2010. La propuesta contempla la construcción de dos grandes centrales: Cóndor Cliff (en su momento rebautizada como Presidente Néstor Kirchner) y La Barrancosa (también conocida como Gobernador Jorge Cepernic).
El propósito esencial siempre fue estratégico: incrementar de manera significativa la matriz energética de la Argentina con una fuente renovable y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. Se concibió como la obra de infraestructura hídrica más grande del país desde Yacyretá, con una inversión multimillonaria que superaría los $4.500 millones$.
El acontecimiento clave se materializó en 2013, cuando el gobierno nacional otorgó la licitación a un consorcio binacional liderado por la compañía china Gezhouba e integrado por empresas locales. El financiamiento, aportado principalmente por bancos chinos, aseguró el comienzo oficial de los trabajos. Sin embargo, el proyecto afrontó desde sus inicios graves obstáculos, primordialmente de carácter ambiental y legal.
Diversas organizaciones y la Corte Suprema de Justicia intervinieron para solicitar nuevos estudios de impacto ambiental y la realización de audiencias públicas, frenando temporalmente las obras y demandando la protección del ecosistema del río, incluyendo especies como el macá tobiano, un ave propia de la región. La edificación se inició formalmente, pero su desarrollo fue irregular y estuvo marcado por la inestabilidad política y financiera. Hacia $2018$, la obra sufrió una fuerte desaceleración en el ritmo de trabajo debido a la revisión de acuerdos, dificultades en el flujo de recursos y cuestionamientos sobre el monto total de la inversión. Tras un breve repunte, la paralización completa se concretó en 2023 por problemas contractuales y de financiación entre la empresa estatal Enarsa y el consorcio constructor.