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Pese al perjuicio económico, la Unión Europea adelanta la desconexión total de los hidrocarburos rusos

Con presión de Estados Unidos, los miembros de la Unión Europea (UE) aprobaron adelantar a 2028 el cese de las importaciones de hidrocarburos rusos, una medida que busca eliminar la dependencia energética y que aún debe ser negociada con el Parlamento Europeo. La propuesta fue respaldada ampliamente, aunque encontró el rechazo de Eslovaquia y Hungría, quienes argumentan riesgos para su seguridad energética.

Por Redacción

Martes, 21 de octubre de 2025 a las 11:10

Los países miembros de la Unión Europea (UE) manifestaron su apoyo el lunes a la propuesta de la Comisión Europea para adelantar la desconexión de las importaciones de hidrocarburos rusos al año 2028. La iniciativa, que encontró la oposición de Eslovaquia y Hungría, debe aún pasar por un proceso de negociación con el Parlamento Europeo, entidad que busca acelerar el plazo un año más.

Tras el consenso alcanzado por los ministros de Energía de los Veintisiete, el comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jørgensen, calificó la resolución como "una decisión muy importante“, y reafirmó que el Ejecutivo brindará asistencia durante la transición a "todos los Estados miembros, incluidos aquellos que no apoyan la legislación”.

Con un amplio respaldo y algunas objeciones específicas, los Estados miembros dieron su visto bueno a la propuesta de la Comisión. Bajo la presión de Estados Unidos, esta entidad había planteado finalizar los contratos de gas ruso de corto plazo en 2027, y cesar los acuerdos a largo plazo (tanto por gasoducto como por vía marítima) un año después.

El Consejo Europeo sugirió que las modificaciones contractuales solo se permitan por razones operativas y sin que impliquen un aumento en los volúmenes, aunque se podrían considerar algunas flexibilidades para las naciones sin acceso al mar. Además, propuso simplificar las obligaciones aduaneras mediante un sistema de autorización previa y exenciones para ciertas procedencias.

Las capitales comunitarias ahora deben proceder a la negociación con el Parlamento Europeo, que busca avanzar el cronograma doce meses, con el objetivo de finalizar la redacción del texto antes de que termine el año.

Ruptura total

Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, la UE ha impuesto vetos a la adquisición de carbón y de casi la totalidad del petróleo ruso, aunque el gas no ha sido incluido en estas restricciones. A pesar de esto, la dependencia de la Unión, que antes del conflicto compraba a Moscú el 45% del gas que utilizaba, ha disminuido hasta situarse actualmente cerca del 13%.

Este nuevo paso implica una ruptura total y más veloz de lo anticipado, generando preocupación en algunos sectores. Grecia expresó su apoyo "completamente” a la desconexión, al tiempo que solicitó “medidas para corregir las perturbaciones del mercado”.

Por el contrario, Eslovaquia, un fuerte aliado de Rusia dentro de la UE, votó en contra, argumentando que su seguridad energética se vería comprometida. Una postura similar adoptó Hungría, cuyo titular de Asuntos Exteriores, Péter Szijjártó, sostuvo que el petróleo que recibiría a través de Croacia sería insuficiente y dejaría a Budapest sujeta al “monopolio” de una única ruta de suministro, sumado a peajes de tránsito elevados.

La postura húngara fue objeto de críticas por parte de otros socios, incluyendo a Croacia, que garantizó tener “plena capacidad” para proveer a Budapest, y a Letonia, que cuestionó la necesidad de otra “tragedia” para eliminar la dependencia energética de Moscú. Polonia añadió un matiz al debate: “No estamos aquí para hablar de matemáticas ni números, aunque sean importantes, sino de valores”.

Otros países, como la presidencia danesa de turno del Consejo, celebraron que el bloque esté a punto de “dejar de financiar la máquina de guerra de Rusia” e hicieron hincapié en que “la energía que consumimos tiene que alejarse de los combustibles fósiles”.

El acuerdo representa "el principio de una transición” hacia una economía libre de carbono, según afirmó Lars Aagaard, ministro de Clima y Energía de Dinamarca. España, a través del secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, se alineó con esta perspectiva, resaltando que “la energía no puede ser un arma de guerra” y manifestando su respaldo al texto por su “alcance europeo” y la inclusión de medidas “jurídicamente solventes”.

Groizard añadió que no basta con reemplazar la dependencia energética de Rusia por otra: "No se puede dejar que un tercer país esté en disposición de chantajear a Europa en términos energéticos“.

La presidencia danesa concluyó que la solución definitiva a la dependencia energética se logrará a largo plazo mediante energía renovable autogenerada en la UE. Jørgensen secundó esta visión, asegurando que están trabajando “muy, muy duro con los Estados miembros para ayudarles de forma que no haya ningún problema de seguridad de suministro ni subidas de precio”.