El domingo 19 de octubre de 2025 (Día de la Madre) marcó un nuevo logro en la evolución de la matriz energética argentina. Según datos oficiales suministrados por CAMMESA, a las 12:50 horas, el Sistema Argentino de Interconexión (SADI) registró que el 44,28% de su demanda eléctrica fue provista por energías renovables contempladas en la Ley 26.190. Específicamente, en ese instante, la generación se desglosó así: 3.495 MW de origen eólico, 2.015 MW de solar fotovoltaica, 233 MW de pequeños aprovechamientos hidráulicos y 154 MW provenientes de bioenergía.
Como detalle complementario, la generación combinada de las fuentes variables —eólica y solar— cubrió el 41,4% del consumo eléctrico argentino, un nivel que constituye un máximo histórico para este subsegmento.
Adicionalmente, las cifras oficiales para la región integrada “Argentina + Uruguay” indicaron una participación combinada renovable variable de 6.061 MW. Este valor representó el 41,9% de la demanda total de ambos sistemas interconectados, evidenciando avances tanto técnicos como un notable grado de coordinación regional.
Interpretación de los Indicadores
La capacidad instalada de energías renovables ha mostrado un crecimiento sostenido: la información de CAMMESA revela que al finalizar el año 2024, la capacidad instalada amparada bajo la ley de renovables en el MEM (Mercado Eléctrico Mayorista) ascendía a 6.670 MW.
A pesar de este incremento en la capacidad, la cobertura efectiva de la demanda se había mantenido estancada en un rango aproximado del 16% al 17%.
En este contexto, el 44,28% documentado en el evento de octubre representa un avance cuantitativo considerable. No obstante, es crucial analizar este dato con prudencia, ya que se circunscribe a un momento específico caracterizado por una alta producción renovable simultánea a una baja demanda, lo que permitió alcanzar ese pico histórico.
Factores que hicieron posible el Récord
El despliegue de nuevos y extensos parques eólicos y solares, junto con unas condiciones climáticas favorables de viento y radiación en esa jornada, fue fundamental para lograr esta combinación récord. Asimismo, un contexto de consumo eléctrico moderado contribuyó a que las fuentes variables ganaran una participación superior.
La contribución adicional de la bioenergía y de los pequeños aprovechamientos hidráulicos también fue importante, reforzando la diversificación de la matriz.
¿Es un cambio sostenido o un hecho aislado?
Este es el punto más crítico. Si bien el hito alcanzado resulta inspirador, el promedio anual previo establece un escenario más conservador. Diversos estudios coinciden en que la cobertura renovable real para el año 2024 finalizó cerca del 16,3% de la demanda.
El salto hasta el 44% es sumamente positivo, pero no implica que el sistema ya opere de forma permanente en ese nivel. Para consolidar una transición energética duradera, es imperativo que la infraestructura de redes y transporte se modernice, que la variabilidad inherente se gestione adecuadamente y que se establezca un mix renovable con mayor estabilidad.
Obstáculos de Infraestructura y técnicos
Aunque se haya incrementado la generación renovable variable, persisten desafíos estructurales, como las limitaciones en la transmisión, el curtailment (recortes de producción renovable ante la incapacidad de evacuación) y la necesidad de contar con un respaldo de generación térmica para cuando las fuentes variables disminuyen. La infraestructura de líneas de alta tensión, la interconexión regional y los sistemas de almacenamiento masivo siguen actuando como restricciones.
Además, los informes de CAMMESA indican una desaceleración en la incorporación de nueva capacidad renovable: los datos del primer trimestre de 2025 muestran que la generación renovable variable acumulada se situó en unos 6.209 GWh, lo que representa un aumento de solo 9,9% con respecto a 2024. De no acelerarse el ritmo de crecimiento, las metas establecidas en la ley de renovables corren riesgo.
La Ley 27.191 —que parcialmente sustituye a la 26.190— establece que, para el 31 de diciembre de 2025, la cobertura renovable debe alcanzar un mínimo del 20% del consumo. Superar este umbral se considera más un requisito mínimo que un tope, dada la capacidad técnica del país. Todo indica que este plazo límite será objeto de una nueva prórroga.
El reciente récord confirma la capacidad momentánea del sistema, pero para consolidar una participación superior al 30% se requerirá una mayor inyección de capital, políticas energéticas consistentes y una coordinación macroeconómica efectiva.