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Argentina batió su récord de producción petrolera gracias al impulso de Vaca Muerta

Argentina alcanzó en octubre la producción petrolera más alta de su historia ($859.500$ barriles diarios), superando la marca de 1998, gracias al impulso de Vaca Muerta, que aporta la mayor parte del volumen. El récord se debe a la ampliación de infraestructura (como el oleoducto VMOS) y el dinamismo exportador.

Por Redacción

Domingo, 23 de noviembre de 2025 a las 15:04

Argentina alcanzó en octubre el nivel de extracción de petróleo más alto de su historia registrada. Con un total de 859.500 barriles por día, el país superó la marca máxima de 1998 y reafirmó la preponderancia que ha adquirido la formación de Vaca Muerta en la última década.

La cuenca de shale contribuyó con 587.190 barriles diarios, un claro indicador de su madurez técnica, su eficiencia y su capacidad para mantener volúmenes cada vez mayores con una operatividad constante.

El importante incremento en la producción es resultado de una conjunción de factores, incluyendo una infraestructura ampliada, un circuito de exportación más dinámico y un marco normativo que comienza a ajustarse a la nueva escala de la industria.

El crecimiento de las exportaciones resultó crucial: al disponer de una mayor capacidad de transporte y nuevas oportunidades de mercado, las empresas operadoras pudieron colocar excedentes de forma continua, lo que les posibilitó proyectar niveles de producción más elevados y estables.

La puesta en funcionamiento del VMOS, el oleoducto concebido específicamente para la exportación de shale oil, junto con las ampliaciones realizadas en el sistema de Oldelval, multiplican la capacidad de evacuación hacia la provincia de Río Negro y consolidan un panorama exportador en clara expansión.

Paralelamente, la eliminación de los impuestos a la exportación (retenciones) del petróleo convencional, iniciada en Chubut, abre la posibilidad de reactivar áreas maduras, las cuales seguirán siendo fundamentales para abastecer la demanda interna mientras el shale prosigue su crecimiento.

El nuevo máximo histórico también coexiste con un aspecto estratégico de gran potencial: el futuro del gas no convencional y la oportunidad de su participación global mediante el proyecto LNG Argentina y otras iniciativas de gasificación. Si el país logra establecer un flujo estable de exportación de gas natural licuado (GNL), se incrementará simultáneamente la producción de crudo asociado, añadiendo volumen tanto al mercado local como al circuito de exportación.

La marca lograda en octubre se integra en una trayectoria productiva que se inició hace más de un siglo. Tras la década de 1990, caracterizada por volúmenes altos de producción, el país experimentó años de retroceso en los que la carencia de inversión, el agotamiento de yacimientos antiguos y la falta de infraestructura limitaron el crecimiento. La aparición de Vaca Muerta a partir de 2013 y su aceleración desde 2018 revirtieron esta tendencia y redefinieron el panorama energético argentino.

En los últimos cinco años, el aumento de la productividad por pozo, la adopción de métodos de perforación más efectivos y el desarrollo de pozos horizontales de mayor alcance afianzaron un avance cualitativo. Este proceso permitió no solo recuperar el terreno perdido, sino proyectar a Argentina como uno de los centros de shale más competitivos del mundo fuera de Estados Unidos.

 Proyecciones hacia 2030

Las estimaciones para 2030 sugieren que Argentina podría superar la barrera del millón de barriles diarios si mantiene el ritmo de inversión y finaliza las obras de transporte cruciales. El avance del VMOS, la expansión del sistema de Oldelval, la incorporación de nuevas plantas de procesamiento y el aumento de la capacidad de bombeo serán esenciales para sostener la curva ascendente.

Al mismo tiempo, el desarrollo del GNL podría abrir un mercado adicional que fomente aún más la perforación y fractura de pozos, creando un círculo virtuoso entre gas y crudo asociado.

Los especialistas del sector coinciden en que la década actual será determinante: el país podría consolidarse como un exportador estructural de petróleo y gas, atraer capitales de largo plazo y ampliar su presencia en el mercado regional.

No obstante, el escenario futuro dependerá de tres elementos fundamentales: reglas estables, infraestructura suficiente y una política fiscal que acompañe la competitividad del shale. Si esos elementos se mantienen, la producción argentina no sólo podría sostener niveles récord, sino inaugurar un capítulo de expansión sostenida hacia el final de la década.